“Jesús me invita a vivir en comunidad”
(Contra la
pérdida del sentido comunitario)
Demos gracias a Dios
hermanos y hermanas porque nos reúne una vez más en torno a su presencia.
Vamos a disponernos física,
mental y espiritualmente para estar con Jesús Sacramentado durante una hora;
relajémonos, respiremos profundamente, tratemos de respirar la presencia de
Dios, disfrutemos estar delante del Señor.
Canto: Dios está aquí
Dios esta aquí
tan cierto como el
aire que respiro,
tan cierto como la
mañana se levanta
tan cierto como yo
te hablo y me puedes oír.
Dios esta aquí
tan cierto como el
aire que respiro,
tan cierto como la
mañana se levanta
tan cierto como yo
te hablo y me puedes oír.
Lo puedes sentir en
este mismo instante
lo puedes sentir muy
cerca de tu corazón
te puede ayudar en
ese problema que tienes
Jesús esta aquí si
tú quieres lo puedes sentir.
Dios esta aquí
tan cierto como el
aire que respiro,
tan cierto como la
mañana se levanta
tan cierto como yo
te hablo y me puedes oír,
tan cierto como yo
te hablo y me puedes oír,
tan cierto como yo
te hablo y me puedes oír.
Nuestro Encuentro
con Cristo debe ser un proceso, no solamente personal, sino también
comunitario, es decir, lo que vivo personalmente en mi interior, debo
traducirlo en obras en mi comunidad, en la parroquia, pues estamos llamados a
construir la comunidad.
Hemos sido creados
para amar y ser amados, por lo tanto, hemos sido creados para vivir en
comunidad no para vivir solos, mucho menos aislados; el Señor quiere, nos
invita a que con nuestra entrega amorosa, transformemos nuestra comunidad ¿cómo
hacerlo? Con nuestro testimonio, nuestra vida debe hablar del Señor, debe
transmitir el amor de Dios a nuestros hermanos ¡esa es la transformación que el
Señor quiere en nuestras comunidades eclesiales! Que los servidores, los
parroquianos, todos los bautizados atraigamos a más y más hermanos a Él, con
nuestro testimonio.
Es muy triste ver
cómo el egoísmo divide y destruye nuestra comunidad. En el libro de Hechos de
los apóstoles podemos leer cómo el pueblo se admiraba de la primera comunidad
cristiana, al grado de exclamar “Miren cómo se aman”. El amor es una virtud
indispensable en el cristiano, por consiguiente, nunca debe faltar en nuestra
comunidad.
Preguntémonos
hermanos y hermanas:
¿Cuál es mi actitud
en la comunidad, en la parroquia?
¿Procuro la
reconciliación y unidad entre los hermanos?
¿Soy causa de
división?
Momento de silencio para la reflexión personal
En la primera
comunidad cristiana todos veían por todos y se ayudaban mutuamente, ponían sus
bienes al servicio de la comunidad (Cfr. Hechos 2,42-47). Urge hoy más que
nunca recobrar el sentido comunitario dentro y fuera de la Iglesia. La
indiferencia va ganando terreno, poco a poco nos preocupamos menos unos por
otros, el egoísmo que tanto daño nos hace, crece y crece cada vez más en los
corazones. Y si al egoísmo le sumamos la indiferencia que muchas veces tenemos
ante las necesidades del hermano, la cosas se agravas todavía más.
Hoy el Señor nos
invita a abrir nuestro corazón a
nuestros hermanos, a colaborar cada quien con su granito de arena en la
construcción de nuestra comunidad, nos invita a poner nuestros dones al
servicio de la comunidad, a que nos entreguemos generosamente para transformar nuestra
comunidad, nos está pidiendo que nos pongamos las pilas, que asumamos de una
vez por todas, el compromiso y seriedad que implican nuestra respuesta a su
llamada; nos está diciendo el Señor, que ofrendemos nuestro tiempo, nuestra
vida, ¡que seamos generosos! Y nos donemos plenamente a nuestros hermanos, por
medio de nuestro servicio; nos está diciendo también, que es Él quien actúa,
que debemos dejar que transforme nuestra vida, para poder nosotros transformar
a los demás, a nuestra comunidad.
Canto: Cristo te necesita para amar
Cristo te necesita
para amar, para amar,
Cristo te necesita
para amar. (2)
NO TE IMPORTEN LAS
RAZAS,
NI EL COLOR DE LA
PIEL,
AMA A TODOS COMO
HERMANOS
Y HAZ EL BIÉN. (2)
Al que sufre y al
triste, dale amor, dale amor,
al humilde y al
pobre, dale amor. (2)
Al que vive a tu
lado, dale amor, dale amor,
al que viene de
lejos, dale amor. (2)
Al que habla otra
lengua, dale amor, dale amor,
al que piensa
distinto, dale amor. (2)
Al amigo de siempre,
dale amor, dale amor,
al que no te saluda,
dale amor.
El barril de vino[1]
"Cierto día se organizó en el pueblo una gran
fiesta. Todo estaba preparado para el gran evento. En la plaza del pueblo
habían construido un gran barril para el vino. Se habían puesto todos de
acuerdo en que cada uno iba a llevar una botella de vino para verterla en el
gran barril, y así disponer de abundante bebida para la fiesta. Se acercaba la
noche, y Juan, viendo que llegaba la hora de partir hacia la plaza, tomó su
botella vacía para llenarla con vino de su barril. Pero de pronto lo asaltó un
pensamiento: "Yo soy muy pobre, y para mí es un sacrificio muy grande
comprar el poco vino que hay en mi casa. ¿Por qué tengo que llevar igual que
todos los demás? Voy a hacer una cosa: llenaré mi botella con agua, y cuando
llegue a la plaza la verteré en el barril, así todos verán que hago mi aporte,
y no vaciaré mi barril de vino. De todos modos somos muchos, y mi poquitito de
agua se mezclará con el vino de los demás y nadie notará la falta".
Así lo hizo. Llegada la noche, se acercó ante la vista
de todos los vecinos y vació el contenido de su botella en el barril de la
plaza. Nadie sospechó nada. Todo el resto del pueblo fue aportando su parte de
vino en el gran barril.
Comenzó la fiesta, la música, la danza. Y cuando llegó
la hora de servir el vino ¡oh sorpresa! Abrieron la canilla del barril y...
¡salió solamente agua cristalina! ¿Quién iba a pensar que a todos se les iba a
ocurrir pensar lo mismo que Juan? Y todos los del pueblo, avergonzados,
agacharon la cabeza y se retiraron a sus casas. Y la fiesta se terminó."
Desde el relato
anterior podemos ver cómo el egoísmo, que reflexionábamos ayer, repercute de
manera negativa en la comunidad, todos pensaron en su propio interés y no en el
bien común.
Ejercicio en silencio
¿Alguna vez has
vivido alguna experiencia parecida a la del relato?
¿Tú la causaste?
¿Otro la causó?
¿Qué enseñanza
tomamos para nuestra familia y nuestra comunidad?
En la tarea misionera todos aportamos nuestro granito
de arena y, por pequeño que parezca nuestro aporte, es importante. Todos
tenemos un papel que jugar en la tarea evangelizadora, pequeño o grande, pero es
nuestro, y nadie puede hacerlo por nosotros.
Les invito hermanos
y hermanas a cerrar los ojos un instante, pidámosle a Dios que nos hable y nos
muestre cuál es nuestra tarea específica en la comunidad, qué tenemos que hacer
para ayudar a construir y fortalecer nuestra comunidad.
Canto: Hoy en oración
Hoy en oración
quiero preguntar Señor
quiero escuchar tu
voz, tus palabras con amor.
Ser como eres Tú
servidor de los demás,
dime cómo en qué
lugar te hago falta más.
DIME SEÑOR EN QUÉ TE
PUEDO SERVIR
DÉJAME CONOCER TU
VOLUNTAD
DIME SEÑOR EN TI YO
QUIERO VIVIR
QUIERO DE TI
APRENDER, SABER AMAR.
Hoy quiero seguir tu
camino junto al mar
tu Palabra, tu
verdad ser imagen de ti.
Ser como eres Tú
servidor de los demás,
dime cómo en qué
lugar te hago falta más.
DIME SEÑOR EN QUÉ TE
PUEDO SERVIR
DÉJAME CONOCER TU
VOLUNTAD
DIME SEÑOR EN TI YO
QUIERO VIVIR
QUIERO DE TI
APRENDER, SABER AMAR.
A veces en nuestro
caminar, en nuestra convivencia comunitaria van surgiendo malos entendidos
entre nosotros; a veces decimos cosas sin pensar y lastimamos a los demás o a
la inversa, alguien dice algo y lo tomamos para nosotros y, muchas veces en vez
de hablarlo tomamos una actitud de enojo, nos vamos alejando poco a poco y
cuando nos damos cuenta, ya no participamos más que lo mínimo. Decíamos al
principio que el amor es fundamental en la comunidad, por eso hermanos y
hermanas debemos esforzarnos por practicar la corrección fraterna entre
nosotros, debemos siempre buscar el diálogo para poder caminar juntos, para
escucharnos y poder entendernos ¿Cómo entender a mi hermano si no lo escucho
primero? Debemos esforzarnos por propiciar la armonía en la comunidad y nos los
chismes y las divisiones.
En definitiva, la comunidad cristiana demuestra que ha
renacido del Espíritu Santo cuando busca la armonía —no la división interna—;
cuando busca la pobreza —no acumular riquezas para sí, porque las riquezas
están para el servicio—, y cuando no se enfada ante las dificultades, ni se
ofende, sino que es paciente como Jesús.
Nos vendrá bien pensar en nuestras comunidades —sean
diocesanas, parroquiales, familiares o tantas otras—, y pedir la gracia de la armonía —que es más que unidad: la unidad
armónica, la armonía como don del Espíritu—, pedir la gracia de la pobreza —no de la miseria, sino de la
pobreza; ¿qué significa? Que si tengo lo que tengo, debo gestionarlo para el
bien común y con generosidad—, y pedir
la gracia de la paciencia. Que el Señor nos haga entender que no solo
individualmente, en el Bautismo, recibimos la gracia de renacer en el Espíritu,
sino también nuestras comunidades.[2]
Pidamos pues, que el
Espíritu Santo venga y renueve nuestros corazones, y con ello nuestra
comunidad. Mientras vamos cantando pensemos en esas situaciones específicas que
nos están impidiendo crecer como comunidad y pongámoslas en las manos del
Señor, para que con la fuerza del Espíritu Santo, sean transformadas en frutos
de su gracia.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven
ESPÍRITU SANTO, VEN,
VEN,
ESPÍRITU SANTO, VEN,
VEN,
ESPÍRITU SANTO, VEN,
VEN,
EN EL NOMBRE DE
JESÚS.
Acompáñame,
condúceme,
toda mi vida.
Santifícame,
transfórmame,
Espíritu Santo, ven,
ven.
Resucítame,
conviérteme,
todos los días.
Glorifícame,
renuévame,
Espíritu Santo ven,
ven.
Fortaléceme,
consuélame,
en mis pesares.
Resplandéceme,
libérame,
Espíritu Santo, ven,
ven.
Ilumíname,
inspírame,
cuando decaiga.
Aniquílame,
consúmeme,
Espíritu Santo, ven,
ven.
Oración Comunitaria
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Coro 1
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me vendrá
el auxilio?
El auxilio me viene
del Señor,
que hizo el cielo y
la tierra.
Coro 2
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de
Israel.
Coro 1
El Señor te guarda a
su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te
hará daño,
ni la luna de noche.
Coro 2
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus
entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Todos
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Para concluir mis
queridos hermanos y hermanas, les invito a ponerse de pie y tomarse todos de
las manos. Somos una familia, la gran familia de la parroquia N__________, el Señor
nos llena de bendiciones a cada instante del día y nos regala sus dones, no para
que los guardemos ¡sino para que los pongamos al servicio de los hermanos! Seamos
dóciles y dejemos que su amor nos transforme, para que así, podamos nosotros a
la vez, transformar con nuestro testimonio, nuestra comunidad. Pidámosle que
dejemos atrás toda actitud individualista y que seamos como la primera
comunidad cristiana, que todos se preocupaban por el bien común. ¡Demos gracias
a Dios porque somos una comunidad! ¡Somos familia! ¡La familia de Dios! Y como
familia, unidos en una sola voz digamos la oración que Jesucristo nos enseñó:
Padre nuestro…
Pidamos a nuestra
Madre María, que interceda por nuestras necesidades: Dios te salve María…
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